viernes, 2 de julio de 2010

Tengo perro... tengo algo...

Era una mañana fría, entre bostezos me percate de ello y como todos los días tardé en levantarme de la cama. Una vez levantado me prepare para salir a trabajar.
Caminando por la calle no muy lejos de mi casa me encontré con un perro, un cachorro para ser preciso. Con escarcha sobre el pasto y una bufanda alrededor de mi cuello, lo vi, la imagen más penosa y frágil que vi en mi vida y sin pensarlo lo lleve a mi casa.
Pase todo el día pensando que hacer con el animal, no estaba muy seguro de lo que hice pero lo hecho... hecho esta. La vuelta a casa no fue distinta, pero cuando llegue y volví a ver esa fragilidad en los ojos del perro no podía dejarlo, sera que yo... ¿ sentía una necesidad de cuidar a esa cosa?.
Nunca soy de demostrar las cosas, me las guardo siempre y ahora, un tiempo después no me arrepiento de haberle dado un lugar donde vivir. A pesar de ser un dolor de bolas, es mio e increíblemente es lo mas verdadero que tengo.

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